lunes, 22 de enero de 2018

Primera sesión del Taller de Arte

5/1/2017
Primera Sesión de Taller de Arte

 Lucía Montero 1º H

El día de Reyes por la mañana realizamos la primera sesión del grupo artístico. Nuestra idea principal era ir al Campo del Moro a dibujar pero, al encontrarnos con la puerta cerrada, decidimos subir a la zona del Templo de Debod como lugar para encontrar la inspiración. Cada uno habíamos traído diferentes materiales para pintar pero mi compañero disponía de papel de arroz, un material típico de China, y que me resultó muy extravagante y atractivo. Así que me dejó una pluma para poder pintar con papel de arroz.
La sesión duró gran parte de la mañana (dos horas y media aproximadamente), y fue una experiencia realmente satisfactoria. La gente que pasaba por los alrededores se paraba a mirarnos, incluso nos felicitaron un par de personas, y nos preguntaron si estábamos estudiando Bellas Artes.
Yo dibujé un árbol que tenía justo enfrente, situado delante de las vistas que dan al Palacio Real. Y me pareció increíble poder dibujar las ramas y las sombras del tronco con tan solo un simple trazo.
La experiencia demostró que con un acto tan simple como dibujar se puede mejorar notablemente la autoestima de una persona. Mi compañero y yo nos sentimos admirados por la gente que pasaba. De hecho una mujer que estaba vendiendo piezas artesanas justo enfrente de nosotros nos felicitó por nuestros trabajos.
Debe de ser muy raro encontrar a dos chavales que estudian un bachillerato de la rama de ciencias un sábado por la mañana dibujando en el Templo de Debod. Y para mí eso es lo bonito del BI. No se trata de ser un saco de información andante, sino de ser una PERSONA completa. De hacer cosas nuevas. De amanecer con ganas de nuevas experiencias.
Sin duda estoy esperando impaciente la siguiente sesión.


martes, 9 de enero de 2018

Comienza la temporada: Club de Baloncesto

Andrea Rico Montaña



16/09/2017

Llevaba un año entero sin tocar un balón. Debido a mi reciente llegada del extranjero, estaba en muy bajo rendimiento físico e incluso con algo de peso extra. Hice durante el verano mucho ejercicio, aunque igualmente notaba cómo me costaba mantener diez minutos de trote. Cuando empezó la temporada de deportes, me quise reincorporar a mi antiguo equipo, pero me encontré con que este se había disuelto.

Entonces comencé a dudar: no sabía si dejar el baloncesto definitivamente y meterme al gimnasio, o comenzar en un equipo nuevo.
Tras pensarlo detenidamente, caí en razón y me di cuenta de que el baloncesto era una de las cosas que más me gustaba, y dejarlo habría sido como dejar una parte de mí.

Así que me dispuse a buscar otro equipo, y acabé convenciéndome por aquel que estaba a 500m de distancia del anterior. Fui a probar, en la tercera semana de septiembre  (ya era un poco tarde, puesto que los equipo llevaban ya dos semanas de entrenamiento) y las sensaciones que sentía estaban mezcladas. Por un lado estaba nerviosa debido a que no sabía cómo iba a estar mi nivel, pero también sentía una cierta seguridad al tener la sensación de que no tenía que impresionar a nadie.
Al final fue todo bastante bien, no se me había olvidado jugar al baloncesto en absoluto, aunque sí sentía cómo me quemaba el pecho al correr. Además, como estamos en pretemporada, el nivel es más exigente y siempre tenemos media hora de físico extra. Tenemos tres entrenamientos de hora y media durante la semana y uno en el finde. Cuando empiece la temporada, comenzaré a tener partidos los fines de semana.



Estoy muy entusiasmada con el hecho de poder ponerme en forma otra vez. Llevo una semana entrenando y no me puedo sentir más vitalizada. Realmente echaba de menos jugar al baloncesto. Cuando estoy en un equipo, lo más importante para mí, es el compromiso, y espero que no sea diferente este año.

domingo, 7 de enero de 2018

Excursión en Peguerinos

Adriana Agramunt Lavin  1ºH


Antes de volver a la rutina y empezar las clases, aproveché para terminar mis vacaciones en Ávila. Estuve con mi padre, mis hermanos y mi perra en Peguerinos. Salimos por la mañana y descubrimos todo el paisaje nevado.
Decidimos adentrarnos en las montañas y rodear un pantano para observar y apreciar el frío paraje que nos rodeaba.
Empezamos caminando por un llano, viendo vacas caladas de nieve, y mientras nos caían copos encima. Pasamos por unos charcos helados y cruzamos un río saltando por los troncos y rocas sin caernos. Subimos la montaña y, puede que yo fuera la única que no sabía dónde estábamos, ya que mi sentido de la orientación es bastante escaso, y eso me hizo sentir perdida en algunos instantes.
Aunque creía que no íbamos a conseguir llegar a ninguna parte, y que mi hermano se dedicaba a lanzarme las ramas cuando pasaba y llenarme de espinas de zarza, pudimos encontrar la carretera y volver a casa admirando las preciosas vistas. 

 

Me sentí aventurera, a pesar de que mi hermana de ocho años es mejor exploradora que yo. Me lo pasé genial. Hubo un momento de la excursión que me emocioné, simplemente por estar con mi familia, por estar en la nieve, por estar disfrutando de la vida y la naturaleza. Me sentí muy afortunada por todo. Hacía mucho tiempo que no recorría la montaña con mi familia y me di cuenta de que lo echaba de menos, de que amo a mi familia, aunque parezca obvio, los quiero muchísimo y adoro pasar tiempo con ellos. Aunque se peleen mis hermanos y puedan ser insoportables, aunque salgan corriendo colina abajo para pegarse, aunque mi padre haga el ángel en el suelo y mi perra se le tire encima y le llene la ropa de nieve, estos son unos de los momentos que me hacen ser muy feliz.

jueves, 4 de enero de 2018

Más de 500 vigilantes llevan desde noviembre sin cobrar

David Pascual (1º H)

El 3 de enero de 2018 me encontré en la estación de Sol con algo que me llamó la atención. Un grupo de personas con chalecos reflectantes estaban reunidas en la salida del metro con pancartas y carteles. Según decían eran trabajadores de la seguridad del metro que llevaban cuatro meses sin cobrar. Lo que pedían era que se les tomara una fotografía y se subiera a las redes sociales para dar a conocer la injusticia que están sufriendo.

Se trata de un caso real, según el diario El País, más de 500 llevan desde noviembre sin cobrar y algunos incluso desde octubre. Muchos de ellos se encuentran en situación crítica.

El origen del problema está en el año 2015 cuando el Tribunal Supremo invalidó un contrato que había firmado Seguridad Integral Canaria, la empresa privada de seguridad que contrata a los vigilantes del metro, ya que se apartaba de los convenios a los que está sometida la seguridad privada en España.Además, ya desde ese mismo año la empresa ha estado replegando sus actividades a Canarias, y lo que más temen los sindicatos y los trabajadores es que se retire de la capital sin normalizar las nóminas.

Me pareció un tema serio y creo que debemos luchar contra esta injusticia apoyando a los trabajadores del metro en la medida que podamos. Por ello, aquí dejo las fotografías y el hashtag por si a alguno le interesa contribuir.

#elmurodelavergüenza



 Fuente:

Moreno Ginés, C. (18 de diciembre de 2017). Más de 500 vigilantes llevan desde noviembre sin cobrar. El País. Recuperado de Más de 500 vigilantes llevan desde noviembre sin cobrar

miércoles, 3 de enero de 2018

BIZCOCHO NAVIDEÑO
Javier Moreno (1º H)

Estamos en Navidad, y lo que pega ahora son las buenas comilonas. Para merendar hoy por la tarde: un bizcocho. He estado con Andrea en Córdoba y hemos aprovechado para desarrollar nuestras habilidades en cocina. Con harina, huevos, leche, azúcar y levadura se hace un bizcocho perfecto, según unas profundas investigaciones en la "deep web".
Apenas se tarda una media hora en hacerlo, y además de pasártelo bien pues comes algo riquísimo en los días siguientes. Otra cosa, que ya he aprendido para la próxima, que seguro que hay más y salen mejores (si cabe).
Definitivamente, la buena comida merece la pena. Es genial poder hacer estas cosas que se comparten con todos


Miradas al mundo circundante

                        Miradas al mundo circundante

             Haikus en la quinta sesión del tercer taller de creación literaria

Alejandro Sánchez Molina (1º H)

Raymond Queneau sacó en 1961 un libro mítico, Cien mil millones de poemas. La gracia de esta obra era una recopilación de diez sonetos escogidos de manera que se pudiesen mezclar guardando las licencias de rima y ritmo junto a coherencia, todo ello a través de un libro formado por páginas recortadas por los versos con el fin de lograrlo.

En la quinta sesión de Carpe Litteram, José Luis, quien nos llena las tardes de creatividad con dulces e ideas como la que presentaba este libro: crear una recopilación de haikus entre todos los que formamos parte del taller del mismo modo que hizo Queneau.

Pero para poder crear un haiku, hay que saber observar. Para hacernos una idea, un haiku es un poemita de origen japonés sin título y formado por tres versos y diecisiete sílabas en total, distribuidas en tres versos libres de la siguiente manera: 5-,7-,5-. El haiku no es un género que deba estar cargado de figuras retóricas (su extensión no lo permite), pero debe hacer que el lector piense, reflexione y lo saboree. Dado su origen y la filosofía que lo rodea (la influencia del budismo y el sintoísmo), los temas del haiku se basan en la naturaleza y son, por lo tanto, fruto de la observación. Es por todo ello, que podríamos decir que es este un género "pequeño pero matón", y que realizar uno de estos poemas que goce de calidad es una tarea sumamente difícil.

Resultado de imagen de haiku

Aceptamos el reto. Y con valor y gafas de observador del mundo empezamos a escribir. Yo pensé en haikus que había leído alguna vez y en los que nos había enseñado José Luis como ejemplo, y  de repente, nada. Para mí, un haiku es una oportunidad de cambiarme de cultura. En mi opinión, un haiku, es, más que difícil de leer, difícil de entender dado que es originario de una cultura tan diferente a la nuestra. José Luis se paseaba por las mesas revisando las creaciones o aportando sus ideas, siempre con su tono sereno y amigable. Yo estaba sentado al lado de Marta, que ya había tenido su "epifanía literiaria".

Como el haiku es producto de la observación me tomé unos minutos para mirar por la ventana. y del mismo modo que Marta, tuve yo también dos de esas epifanías. Vi el invierno en el tronco del árbol que quedaba justo en frente de esa miradita que eché, y conseguí crear, desde mi perspectiva (que es lo que ofrece el haiku en gran parte), dos poemitas: 

                                                         Con mantón blanco
                                                         levantarán mis ramas
                                                         sombrillas negras.


                                                        Viento de azul,
                                                         se ha muerto en mis brazos
                                                         la primavera.

Alejandro Sánchez Molina