Marcos Zubimendi
1º H
El pasado fin de semana, domingo 28/1/18, mis padres nos dieron una increíble sorpresa. EL domingo nos levantaron a las 7 de la mañana para ir a esquiar a la estación de Valdesquí, en la sierra de Guadarrama.
1º H
El pasado fin de semana, domingo 28/1/18, mis padres nos dieron una increíble sorpresa. EL domingo nos levantaron a las 7 de la mañana para ir a esquiar a la estación de Valdesquí, en la sierra de Guadarrama.
Ya
el madrugón que nos pegamos valió la pena por el maravilloso paisaje que veían
nuestros ojos al subir a la estación. Las copas de todos los árboles estaban
llenas de nieve, y todo el bosque estaba repleto de nieve por el suelo y los
árboles. Simplemente espectacular.
Tras
alquilar el equipo, ya estábamos listos para comenzar a esquiar. Al principio
sentí algunos nervios. Hacía casi un año desde que no esquiaba, Semana Blanca
del año pasado, y no tenía tanta confianza como deseaba. Como suele pasar, los
nervios se pasaron a la primera bajada. Me acordaba de esquiar bastante bien, y
al tiempo que iba completando bajadas iba aumentando mi confianza con los
esquíes.
Es
curioso, ya que a pesar del tiempo que había pasado sin tocar unos esquíes,
tenía sensaciones similares a las que
estuve en la Semana Blanca. Sentí como si hubiese perdido el miedo que tenía a
las pendientes, o a ir a más velocidad de la acostumbrada. Fue un sentimiento
muy especial en ese momento para mí.
Después
de parar a comer, nos quedaba tiempo suficiente para completar muchas más
bajadas, y como ya teníamos confianza, nos atrevimos con pistas con algo más de
pendiente, lo que era genial. Desde lo alto de la montaña, se apreciaba un
paraje montañoso, con todas las laderas cubiertas de nieve. Precioso, es la
única forma que se me ocurre de describirlo.
Lo
que más me gustó de la subida a la nieve, no fue los paisajes ni las
sensaciones al esquiar. Fue la sensación de estar en contacto pleno con la
naturaleza, el sentimiento de libertad, de creer que puedes hacer cualquier
cosa. Sinceramente, creo que es un sentimiento indescriptible que te llena por
dentro, que te hace sentir una buena persona, te hace creer en ti mismo y de tu
capacidad para cambiar el mundo y las personas que te rodean.
Espero que, lo que yo sentí en ese día, puedan sentirlo
todas las personas al menos una vez en la vida, porque pocas sensaciones se
pueden equiparar a eso.